El diagnóstico del cáncer gástrico a menudo se retrasa debido a que es posible que no se presenten síntomas en las etapas tempranas de la enfermedad. Sin embargo, entre los exámenes que pueden ayudar a diagnosticar el cáncer gástrico se incluyen: conteo sanguíneo completo (CSC) para verificar si hay anemia, esofagogastroduodenoscopia (EGD) con biopsia para examinar el tejido gástrico, examen coprológico para ver si hay sangre en las heces.